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Cabo de Hornos: 400 años de la llegada de navegantes holandeses

Solapas secundarias

Expediciones holandesas: primeros contactos con yaganes en el siglo XVII


Las expediciones realizadas por los holandeses buscaron expandir su presencia en América, competir con los ingleses, apoderarse de rutas comerciales y monopolizar el comercio europeo de especias con las Indias Orientales.

En 1581 los Países Bajos se independizaron de España debido a que el reinado de Felipe trató de imponer uniformidad religiosa. Tras su autonomía, las Provincias Unidas vivieron un período de intensa actividad marítima, lo que potenció sus intercambios con el Mediterráneo, Rusia y América (Barnouw, 1951: 41-76).

Con el objetivo de conseguir rutas directas para el comercio con oriente, crearon diversas empresas marítimas y mercantiles, las cuales se fusionaron en 1602 en la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales (Barnouw, 1951).

Esta entidad fundó su propio departamento cartográfico en el siglo XVII conocido como "siglo de oro holandés", etapa de gran producción de cartas marinas e instrumentos náuticos derivados de los viajes de exploración y de su privilegiada posición geográfica.

Percepción europea de los fueguinos: diario de Schapenham

Las narraciones de los encuentros con fueguinos durante el siglo XVII fueron escasas y se limitaron a la observación y descripciones por parte de los exploradores.

Entre 1615 y 1616 se llevó a cabo el viaje de Willem Schouten y Jacobus Le Maire, fundadores de la Compañía Marítima Austral, quienes al llegar al territorio habitado por los yaganes lo nombraron como Cabo de Hornos. Los diarios de la expedición registraron los animales, y las condiciones climáticas a las que estuvieron expuestos, pero no entregaron mención alguna respecto a los habitantes indígenas (Le Maire, 1619).

En 1624, once barcos a cargo de Jacobus L´Hermite desembarcaron en bahía Nassau para abastecerse de agua y leña. El vicealmirante holandés Geen Huygen Schapenham exploró la costa y redactó un informe que se considera el primer relato del contacto con yaganes o poblaciones canoeras, el que antecedió en 206 años las impresiones del navegante británico Robert Fitz-Roy.

En su exploración a las islas Navarino y Lennox, Schapenham detalló el comportamiento, cultura material y rasgos físicos de los aborígenes, y entregó una descripción minuciosa sobre la construcción de sus canoas:

"Son dignas de admiración. Para construirlas, toman la corteza entera de un árbol grueso; la modelan, recortando ciertas partes y volviendo a coserlas, de manera que adquiera la forma de una góndola de Venecia. La trabajan con mucho arte, colocando la corteza sobre maderos, como se hace con los barcos en los astilleros de Holanda" (Schapenham, en Gallez: 7).

Las imágenes cartográficas de los siglos XVI y XVII complementan el relato que el explorador hizo de las actividades cotidianas de los fueguinos, entre ellas, la caza de animales y el uso de vestimentas:

"Los hombres andan completamente desnudos, sin cubrir sus vergüenzas, pero las mujeres se tapan con un pedacito de cuero, se pintan como los hombres, y se adornan el cuello con un collar de conchas. Algunos indígenas, pero pocos, se cubren los hombros con una piel de foca, que les da poca protección contra el frío, tan extremo en esta región, que es maravilla que puedan aguantar el invierno" (Schapenham, en Gallez: 3).

En su diario también comparó las características físicas y culturales de los europeos con estos habitantes, y concluyó que sus comportamientos y tecnología respondían a un "escaso grado de desarrollo" (Schapenham, en Gallez: 8).

El relato describe a los fueguinos como malvados, engañadores y caníbales. Esta última impresión se derivó de un incidente entre holandeses y yaganes en el que murieron 17 marineros del barco Arend, tras el cual los indígenas se habrían llevado sus cuerpos:

"Por su naturaleza y su carácter, (...) se parecen más a los animales irracionales que a los seres humanos, aparte de que se alimentan de carne humana cruda" (Schapenham, en Gallez: 8).

La aseveración de canibalismo nunca se comprobó y fue posteriormente refutada por los misioneros europeos que se asentaron entre los yaganes en el siglo XIX, entre ellos, Thomas Bridges.

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